Mientras subía a Alto Corvina (José Crespo y Castillo, Leoncio Prado, Huánuco) la semana pasada y a Vista Alegre, en la vereda más alta del sector 1 de San Luis (Amarilis, Huánuco) este domingo 16-5, reflexionaba sobre la mirada desde los excluidos, el tercer principio de la vida constructora. En ambos cerros viven quechuahablantes que no conocen sus derechos básicos: para ellos las conquistas de gratuidad en la educación pública, en la salud pública o en el acceso a la documentación, son asuntos extraños y novedosos, difíciles de creer. Pues los burócratas con quienes se encuentran tratan de "ganarse alguito" cada vez que se relacionan con ellos, cobrándoles ilegalmente por servicios gratuitos.

Por lo tanto, el Estado Constitucional, que ya logró declarar los derechos y presupuestar su garantía, tiene otro reto: que la gente pobre aprenda a reclamarlos y que los burócratas pagados para proveerlos, se vean a sí mismo como servidores de la generación de riqueza social y por ende, de las capacidades personales de esos pobladores.

Es decir, que tanto pobladores periféricos como burócratas vean a los primeros como ciudadanos o ciudadanas que merecen atenciones gratuitas de buena calidad en educación, salud, seguridad, justicia e identidad, para comenzar.

Este reto del Estado Constitucional le da dos líneas de agenda a la política y a quienes la practican:

- La primera, el empoderamiento de la gente para que ejerza y reclame buena calidad en las atenciones que realizan derechos que ya se conquistaron legal y presupuestalmente.

- La segunda, invertir mejor para mejorar las condiciones de vida de las poblaciones periféricas: invertir en mejorar sus capacidades en salud preventiva, en buenos hábitos, en salud y educación ambiental, así como en redes de agua y desague, tanto como en acercamiento de los servicios de seguridad y justicia, dándole más movilidad y direccionando hacia las periferias a los agentes respectivos.

De esa manera la política contribuirá a la construcción de ciudadanos libres e independientes de verdad, en realización de la promesa de la vida peruana que tenemos que celebrar en nuestro próximo Bicentenario